domingo, 17 de junio de 2012

LA BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA- PARTE 3-EPÍLOGO:


Fernando II “El Católico”, el 23 de Marzo de 1513 fue proclamado por las Cortes de Navarra, rey también de Navarra. Desde esas fechas podéis ver en todos los escudos de España, también el actual, que está formado por el león (Reino de León), el castillo (Reino de Castilla), la bandera cuatribarrada de rojo sobre amarillo (Reino de Aragón) y las “cadenas” (Reino de Navarra), también figura “la granada” como recuerdo del último reino nazarí-musulmán que él mismo conquistó dando fin a la Reconquista, en 1492. En las Navas de Tolosa se inició el sueño de una sola España, desde entonces todos los pasos seguidos por todos los reyes hispanos fueron alianzas mediante matrimonios buscando la unificación total, alcanzada por fin en 1513 por Fernando “El Católico”. Esta es la historia “real” de cómo hemos llegado a ser una sola nación llamada España.
      Esta batalla debería enseñarse en todas las escuelas de España y no se hace, la clase política que nos gobierna los últimos cuarenta años se ha dedicado a ocupar todos los estamentos sociales con el único fin de ostentar todo el poder para su “clase” y han dejado a los españoles en la ignorancia histórica mas absoluta, los ciudadanos estamos en manos de políticos interesados solo en aumentar su poder económico y social, de los ciudadanos solo les interesa el voto y los impuestos. Algunos de estos políticos actuales hasta se han inventado una historia que no ha existido y con la incultura se arrastra a centenares de miles de españoles que dicen no ser españoles, que se declaran nacionalistas catalanes, vascos, gallegos y últimamente hasta los hay andaluces. Y no son nacionalismos integradores no, se inculca el nacionalismo centrífugo, desintegrador, económico, y, en las vascongadas  hasta existe el nacionalismo étnico. Todo esto se hubiera evitado simplemente enseñando, desde la infancia, la historia real de España, la que figura en las enciclopedias serias y rigurosas de España, Francia, Inglaterra etc. No quiero ser agorero pero los pueblos que no conocen su historia, se dice, están obligados a repetirla, y esto en el caso se España es muy peligroso, a lo largo de toda nuestra historia, hasta el año 1939, nos hemos estado matando a mansalva, leoneses contra castellanos, castellanos contra aragoneses, asturianos contra navarros, navarros contra castellanos, etc etc, hasta 1939 españoles contra españoles, también lo hacían en otros países como Gran Bretaña, Alemania, Italia, Francia etc, pero al parecer en estos otros países sí aprendieron de su historia y hace mas de cien años que ya no se matan. Tampoco veras que un galés queme la Union Jack (la bandera inglesa) o quemen la foto de su reina o silben al oír el “Dios salve a la reina”, ni verás nunca que un bretón queme la bandera francesa o silbe a “La Marsellesa”, tampoco verás nunca que un bávaro silbe el himno alemán o queme su bandera, el mismo respeto que profesan los milaneses o los toscanos al himno italiano y a su bandera. Y en España ¿qué han hecho nuestros políticos en los últimos cien años?, dividirnos y convertirnos en analfabetos históricos, y con el único interés de convertirse en pequeños caudillos de sus regiones, arrastrando a su gente a  unificarse en una identidad falsa de nación, todo ello acrecentado mediante sentimientos antiespañoles, adoptando siempre el papel de víctimas de España. Es bochornoso, da vergüenza ajena, es como ver a un hijo que desprecia a su madre delante de todo el mundo. ¿Qué van a pensar alemanes, ingleses, franceses e italianos de nosotros? De verdad que da vergüenza, y nadie hace nada. En los años treinta del siglo pasado, el comportamiento miserable de una parte de la clase política de la Segunda República, propició, con sus desmanes, la llegada de cuarenta años de dura e injusta dictadura, espero, utópicamente, que los actuales políticos se den cuenta a tiempo y se evite la balcanización de España, de no ser así, me da pena pensar en el futuro de mis nietos e hijos. En los últimos setenta años, en Europa, las únicas guerras que se han producido han sido por los nacionalismos, en Irlanda del Norte y en los Balcanes, la antigua Yugoslavia. Y ¡¡atención todos!!: nadie en Europa asistió a Croacia, a Bosnia o a Albania mientras se desarrollaba una guerra de nacionalismos étnicos, con matanzas inhumanas, ¡¡ninguna nación europea movió un solo dedo!!, tuvieron que venir los norteamericanos, con la mala prensa que tienen entre las izquierdas españolas, a terminar con la guerra y las masacres.
          Por lo tanto y como final de esta historia, pido a todos que lean la historia real de lo ocurrido, que lean varias fuentes, varios autores, para así conocer mejor la realidad de lo ocurrido, conocer mejor quienes somos y como hemos llegado hasta el aquí y el ahora. Hoy somos quienes somos y estamos aquí en este sitio y lugar, gracias al sacrificio de muchas vidas y haciendas. Pensad en ello. Deseo que esos sacrificios no fueran en vano.
          Si esta historia de la Batalla de las Navas de Tolosa, que tiene España entre otras muchas, también espectaculares, la tuviera Estados Unidos, Inglaterra, Francia o Alemania ¿cuántas películas se hubieran hecho? ¿cuántas obras se hubieran escrito? Y ¿qué hacen los artistas españoles y sus cineastas? Da un poco de pena, por lo visto no es un tema “políticamente correcto”, ahora lo que toca es engañar, deshacer, dividir y separar. Después no nos lamentemos, no lo achaquemos a la historia negra que nos persigue, la historia la tenemos, espectacular, muy buena y envidiable para todos los extranjeros, lo que tenemos que hacer es conocerla, sentirnos orgullosos de ella y difundirla a los cuatro vientos, ello hará que seamos mucho mejor considerados por el resto de naciones. En historia antigua solo nos superan Grecia e Italia con su Imperio Romano, en la Edad Media ningún país europeo nos supera con nuestra Reconquista, en la Edad Moderna igualmente nadie supera a España con la conquista del Nuevo Mundo. Hay que estar orgullosos de ser españoles, en América desde luego matamos a demasiados indígenas pero nos mezclamos con ellos y creamos culturas hermanas, naciones hermanas que ahí están, los ingleses y franceses acabaron y masacraron a todos los pueblos nativos, luego ellos mismos, franceses e ingleses, renegaron de sus naciones y sus reyes legítimos y ahí están Canadá y Estados Unidos, históricamente bastante miserables, lo llamaron guerra de independencia, independencia ¿de quien?, de ellos mismos, eran ingleses y franceses de pura cepa, vale, llevaban dos y tres generaciones allí, en América, pero no se mezclaron, no se expandieron, no crearon nuevas culturas, habían acabado con todos los nativos y ahora se rebelaban, traicionaban a “su madre” para quedarse ellos con “todo el pastel”, no querían saber nada de Inglaterra ni de Francia. ¿Veis la diferencia?. Repito, debemos sentirnos orgullosos, desde luego mucho mas que Inglaterra y Francia.
      Bueno, dejemos aquí la historia de las Navas de Tolosa y el inicio de España. Os emplazo para una futura historia en la que os contaré el final de Pedro II de Aragón y su muerte, en el año 1213, al año siguiente de las Navas de Tolosa, a manos de caballeros franceses al mando de Simón de Monfort en su campaña contra albigenses y cátaros del reino de Aragón, que su rey Pedro IIº intentó defender en Occitania, allende de los pirineos, en la batalla de Muret. No tengo claro como pudieron, unos caballeros franceses, a sangre fría,  después de apresarlo y que el mismo rey les dijera quien era, acabar y matar a Pedro II “El Católico” rey cristiano de Aragón, ¿cumplían órdenes de Simón de Monfort? ¿No seria que Simón de Monfort cumplia órdenes del propio Papa Inocencio III? Qué tornadiza se vuelve la historia…… ¿no serian los mismos caballeros que abandonaron a las fuerzas cristianas en Calatrava la Vieja? Y ¿actuaron de motu propio? ¿Tan dolidos quedaron contra Alfonso VIII y Pedro II en Calatrava?. Como veis, los cristianos seguimos matándonos entre nosotros muchos años, pero eso es otra historia que os contaré en un próximo capítulo, aunque debo de reconocer que me retrae bastante, explicarlo bien es complejo y: “con la iglesia hemos topado, querido Sancho”, bueno, con la iglesia y sus peores historias funestas, la “caza” de cátaros y albigenses no es una historia de la que se pueda sentir orgullosa la Iglesia Católica y los católicos de hoy día. Pero ya veremos, igual al final me atrevo, a pesar del riesgo de herir sentimientos pusilánimes. La persecución a los “perfectos” y, la imagen de acabar ellos mismos arrojándose a las hogueras en Montségur, me conmueve. Pero eso es otra historia.

miércoles, 13 de junio de 2012

LA BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA- PARTE 2- LA BATALLA:


         El ejército musulmán tenía una fuerza de combate superior a 120.000 hombres, en primera línea y a mitad de la colina estaba la infantería ligera marroquí todos voluntarios del Alto Atlas, era la que recibiría el primer choque. En segunda línea estaba el grueso del ejército almohade, voluntarios de infantería de Al Andalus, que ese día estaban un poco recelosos con su califa ya que la víspera, se había ejecutado a Ibn Cadis, andalusí, que era el jefe de la guarnición musulmana de la fortaleza de Salvatierra, al que los cristianos dejaron marchar a cambio de rendir la plaza unos días antes, fue degollado por orden del califa. Detrás de los andalusíes estaba el propio ejército almohade compuesto de veteranos procedentes de todos los rincones del Islam venidos a la llamada del califa para la Guerra Santa, a ambos flancos de este ejercito estaba la caballería pesada africana, tras ellos estaba la caballería ligera de arqueros turcos, los “Agzaz”, eran mercenarios de élite. La tercera línea estaba formada por los “imesebelen”, la Guardia Negra del califa, compuesta por 10.000 soldados fanáticos procedentes del Senegal, dispuestos a morir por el Islam y su califa, eran negros vestidos de negro que estaban atados con cadenas entre ellos por las piernas, cadenas que también se anclaban al suelo, con estacas, para mostrar que nunca iban a huir. En la cima de la colina estaba la inmensa tienda de campaña del califa Al-Nasir, de color rojo, rodeada por la Guardia Negra, desde allí arengaba a sus tropas, vestido totalmente de verde (el color del Islam), con un ejemplar del Corán en una mano y la cimitarra en la otra. El espectáculo debió ser impresionante y apabullante para las tropas cristianas hispanas.
           Las tropas cristianas se dispusieron en tres columnas, una central, que iba a ser el ariete en el ataque, formada por el ejército castellano, en el centro de esta columna la infantería castellana y a cada lado su caballería, mandada por el vasco Diego López de Haro, su segundo era el Alférez de Castilla D. Álvaro Núñez de Lara, en la retaguardia el Rey de Castilla Alfonso VIII y el Arzobispo de Toledo Don Rodrigo Jiménez de Rada. La columna y ala derecha, la infantería y la caballería navarra, en su retaguardia el Rey de Navarra Sancho VII “El Fuerte”. La columna y ala izquierda, las ordenes militares y las tropas aragonesas, en su retaguardia el Rey de Aragón Pedro II.
           Cuando amaneció el 16 de Julio de 1212, Alfonso VIII dio la orden de ataque, el vizcaíno López de Haro inició la batalla atacando frontalmente con miles de jinetes de su caballería pesada, el choque fue brutal e hizo mucho daño en la vanguardia almohade, ello obligó a un primer movimiento de retirada de la vanguardia musulmana, entonces Al-Nasir ordenó el contraataque con el grueso del ejército almohade, la caballería ligera almohade con sus arqueros atacó con gran eficacia produciendo grandes daños a las fuerzas de infantería de López de Haro, éste ordenó el avance y entrada en combate de la segunda línea castellana, para suplir las bajas causadas por los musulmanes, pero no es suficiente, la caballería ligera almohade los tiene acorralados causándoles muchas bajas, las infantería cristiana comienza a retirarse, el enemigo es muy numeroso y eficaz, sólo aguantan sin retroceder las órdenes militares en combate cerrado junto con López de Haro, su hijo y Núñez de Lara. Las tropas musulmanas al ver retroceder a los cristianos, cometen un grave error, rompen sus formaciones cerradas que tenían en el centro del campo de batalla para perseguirles, eso provoca el debilitamiento del centro del ejército almohade. La infantería cristiana sigue retirándose, los tres reyes cristianos, en la retaguardia, se miran, algo había que hacer y toman una última y certera decisión, atacar ellos mismos con sus guardias personales y la última línea de las fuerzas cristianas, se concentran y atacan, esto ha pasado a la historia como “La carga de los tres Reyes”, Pedro II, Alfonso VIII y Sancho VII se pusieron al frente atacando con todo lo que tenían en la retaguardia, era vencer o morir, no dudaron. Esto infunde nuevos ánimos en el resto del ejército cristiano, las milicias cristianas atacan los flancos del ejercito almohade, la caballería cristiana, con sus tres reyes, realiza una carga crítica central para dividir y desbaratar al ejército musulmán, los soldados andalusíes al ver el nuevo ímpetu de los cristianos y disgustados como estaban con el califa, empiezan a huir del campo de batalla. Se produce entonces una epopeya histórica: el rey de Navarra, Sancho VII, con sus 200 caballeros navarros y sus 2000 infantes se dirigen directamente hacia la tienda roja del califa Al-Nasir, cargan contra la Guardia Negra, los “imesebelen”, van matándolos y rompiendo la empalizada de cadenas que los une, el degüello dentro de la empalizada que defendía al Miramamolín fue terrible, toda la Guardia Negra, los 10.000, fueron abatidos. El califa viendo lo que se le venía encima huyó precipitadamente, a uña de caballo, para salvar su vida, dejando un ingente botín. El ejército almohade, con su caballería ligera de arqueros, su mejor fuerza, atrapada en el medio de la contienda, sin posibilidad de maniobrar,  fueron cayendo los caballos y muertos sus jinetes. La matanza que realizaron los cristianos a las tropas almohades fue terrible, no se atraparon soldados, las órdenes eran acabar con los soldados del ejército almohade, el que no pudo huir murió. El ejército almohade quedó destrozado, desintegrado para siempre. La carnicería en esa colina fue tal que, después de la batalla, los caballos no podían andar entre tantos montones de cadáveres. Los muertos que resultaron de la batalla fueron mas de 90.000 musulmanes y se calcula que unos 20.000 cristianos, aunque las crónicas cristianas de la época decían muchos menos (de 2.000 a 5.000), las crónicas musulmanas de la época sí ratifican que murieron mas de 90.000 musulmanes. Tuvieron que pasar muchos siglos para que en una sola batalla y en un solo día hubieran tantos muertos, se duda si en la batalla del Somme (1916) o en la de Estalingrado (2ª Guerra Mundial), que en un solo día murieran los más de 110.000 muertos de las Navas de Tolosa, con certeza sólo se alcanzó con la bomba atómica sobre la ciudad de Hiroshima. La alianza de cinco reyes, con tres de ellos en el campo de batalla, contra un Imperio como lo era el Almohade, con su califa al frente, creo que no se ha vuelto a repetir en la historia del mundo. Al atardecer de ese 16 de Julio de 1212, en el mismo campo de batalla, el Arzobispo de Toledo rezó un “Te Deum” de agradecimiento a Dios por la victoria alcanzada.
        Las cadenas que mantenían unidos a la Guardia Negra, pasaron a formar parte del escudo de Navarra desde entonces, en recuerdo a esa gesta de su rey Sancho VIIº. La bandera, o pendón, de los almohades que había en la tienda de Al-Nasir, se conserva y se puede contemplar en el Monasterio de las Huelgas Reales, en Burgos, es el Pendón de las Navas de Tolosa. El rey Alfonso VIII de Castilla ordenó a su capitán general, el Señor de Vizcaya D. Diego López II de Haro, que repartiera el inmenso botín capturado entre todas las tropas cristianas menos para El mismo, el rey renunció a su parte del botín en beneficio del resto. El coste de la campaña fue sufragado en un 66% por el reino de Castilla, el 33% restante fue a cargo de la Iglesia y las Ordenes Militares.
       En los 25 años posteriores a ésta victoria, desbaratado el ejército almohade, los cristianos conquistaron definitivamente Valencia (1238), Cáceres (1229), Badajoz (1230), el Algarve portugués (1217), Andújar (1225), Almadén y Córdoba (1236), Baeza (1226) y Jaén (1246), quedando solo el reino de Granada por conquistar. Gracias a esa batalla el dominio cristiano quedó asegurado, y solo era cuestión de tiempo el que toda la Península Ibérica acabara definitivamente siendo cristiana.

domingo, 10 de junio de 2012

LA BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA – PARTE 1-PRELIMINARES:


Cuando escribo estas líneas faltan cuarenta días para que llegue el 16 de Julio del 2012, fecha que debería ser memorable para todos los nacidos en la Península Ibérica, y digo “todos”, incluidos los portugueses, andaluces, valencianos, asturianos, etc etc, los gallegos, vascos y los catalanes también, ya que ese día se cumple el 800 aniversario de la Batalla de las Navas de Tolosa. El 16 de Julio del año 1212, en un lugar denominado “la mesa del rey”, y donde hoy día se encuentra el pueblo de Santa Elena, en Jaén, se enfrentaron en batalla campal los ejércitos musulmán y cristiano, la victoria fue total por parte del ejército cristiano y supuso una hecatombe para el Imperio Almohade, con esta derrota se inició el declive del dominio musulmán en España. Nuestras hijas, hoy día, no llevan velo para salir a la calle gracias a esa batalla, nuestra cultura y hasta nosotros mismos no estaríamos ahora aquí, estarían otros. Fue una batalla crucial y determinante para España y el sur de Europa.
       En 1195 las tropas castellanas del rey Alfonso VIII, en la batalla de Alarcos, sufrieron una gravísima derrota contra el Imperio Almohade, el mismo rey estuvo a punto de morir en la batalla, esta derrota hizo que los almohades volvieran a extender su dominio hasta los Montes de Toledo y el Valle del Tajo, amenazando a la propia Toledo.
       Los almohades estaban crecidos y en 1211 el califa Muhammad Al-Nasir, al que los cristianos llamábamos “El Miramamolín”, estaba preparando un gran ejército para reconquistar los reinos cristianos y recuperar el dominio de la Península Ibérica, los reinos cristianos estaban envueltos en guerras civiles entre ellos. Enterado Alfonso VIII, rey de Castilla, de lo que estaban preparando los almohades, mandó misivas al Papa Inocencio III convenciéndole para que proclamara Santa Cruzada para detener el impulso almohade en la Península Ibérica, el Papa accedió e instó a todos los reyes cristianos a que dejaran sus rencillas bajo pena de excomunión si no lo hacían, mandó misivas a todos los arzobispos de Europa para que se predicara la Santa Cruzada y se animase a los creyentes para que se alistasen. El Arzobispo de Toledo, D. Rodrigo Jiménez de Rada, fue a Francia a predicar la Cruzada. Se alistaron miles de caballeros de Italia, Francia y Alemania, al frente de ellos acudieron los obispos de Narbona, Nantes y Burdeos, en total sumaban 25.000 los cruzados europeos.
       Alfonso VIII convocó a todos en Toledo. La alianza de los reinos españoles que acudieron a la cruzada sumaban unos 70.000 soldados. Las tropas castellanas, al frente de las cuales iba el rey Alfonso VIII, alma y coordinador de la batalla, las mandaba, como abanderado de Castilla el vasco D. Diego López II de Haro, quinto señor de Vizcaya, al mando de una tropa de 50.000 hombres formada por 20 milicias de Concejos Castellanos (Medina del Campo, Madrid, Soria, Palencia, Almazán, Medinaceli, Béjar, etc),  los caballeros de las Ordenes Militares de Santiago, Calatrava, San Lázaro, San Juan de Malta así como de los Caballeros Templarios. El resto de reinos peninsulares aportaron unos 20.000 caballeros y soldados, el Rey de Portugal  Alfonso II no acudió a la batalla en persona pero mandó tropas portuguesas, el Rey de León Alfonso IX tampoco fue, andaba en pleitos con Castilla,  pero mandó tropas y caballeros leoneses, gallegos y asturianos (el Vizconde Bernaldo de Quirós, el Señor de Salas Fernando Lamuño, Don Francisco de la Buelga de la Orden de Santiago entre otros). Sí acudió el Rey de Navarra Sancho VII “El Fuerte” al frente de la élite de su caballería, unos 200 caballeros que eran temibles (pregúntenle a los castellanos de la época) y unos dos mil infantes. También acudió a la batalla, en persona, el Rey de Aragón Pedro II al frente de sus mejores caballeros aragoneses, catalanes y provenzales, mas de 3.000 caballeros, además de otros 3.000 de  infantería. Se juntaron los cinco reinos para triunfar o morir ante el Imperio Almohade, era la batalla decisiva, el resultado de la misma inclinaría definitivamente la balanza de un bando o del otro, fue el inicio de la España actual, los cinco reyes de la Península Ibérica luchando por una causa común, codo con codo tres de los cinco reyes.
       En Mayo de 1212 se encontraron todas las tropas cristianas en Toledo, lugar y fecha elegidos por Alfonso VIII para el inicio de la Santa Cruzada, una tropa de 95.000 hombres de armas en total. Para evitar problemas Alfonso VIII había ordenado que los cruzados extranjeros se acuartelaran fuera del casco de Toledo, pero no fue posible, los cruzados tramontanos, acostumbrados a las cruzadas de oriente, asaltaron la judería toledana provocando una masacre de judíos y robando sus pertenencias. Alfonso VIII, forzado por la necesidad que tenía de esas tropas, hizo la vista gorda por el bien de la Cruzada.
      El 19 de Junio salen las tropas cristianas de Toledo, al frente de los cruzados extranjeros sale Don Diego López II de Haro, formando la vanguardia y fuerza de choque, detrás, el resto del ejército, sale un día después.
     El 23 de Junio llega la vanguardia del ejército ante la fortaleza de Malagón, los musulmanes se ofrecen a rendirse a cambio de que se les deje vivir, los cruzados extranjeros se negaron a cualquier tipo de acuerdo, desoyendo el consejo de D. Diego López de Haro, asaltaron Malagón y pasaron a cuchillo y degollaron a todos sus habitantes. Cuando llegó el rey Alfonso VIII  y contempló horrorizado los desmanes cometidos por los tramontanos, les recriminó con dureza, ese no era el comportamiento que quería el rey para con los habitantes musulmanes, ahí empezaron los roces entre cristianos españoles y extranjeros.
      El 27 de Junio llegaron a Calatrava la Vieja, fortaleza que habían perdido los Caballeros Templarios en 1211. Alfonso VIII se había unido a la vanguardia de las tropas y había llegado a tiempo para negociar con los musulmanes su rendición, perdonándoles la vida y haciendas a cambio de no combatir y someterse. Los cruzados tramontanos, al no permitirles saqueo alguno, decidieron abandonar la cruzada, unos 20.000 se fueron, nos dejaron solos a los hispanos ante el poder Almohade. La deserción de los cruzados extranjeros fue importante para la moral del ejército cristiano,  a Alfonso VIII  se le aparecía el fantasma de la batalla de Alarcos, donde estuvo a punto de morir. La llegada del rey aragonés Pedro II, que venía en la retaguardia, levantó el ánimo a Alfonso VIII, al final decidieron proseguir y combatir contra los Almohades. Ahora el ejército cristiano era sólo de hispanos y sumaba tan sólo 70.000 soldados, y sabían que el ejército almohade que les esperaba era de mas de 120.000 soldados, hacía falta coraje y los tres reyes hispanos, reunidos en consejo de guerra, lo tenían sobrado. Ahora había que cruzar Sierra Morena, se mandaron exploradores y volvieron confirmando que en todos los pasos de montaña habían fuerzas almohades con emboscadas preparadas, pasaban los días y no se encontraba un paso seguro. Entonces ocurrió lo que algunos dicen que fue un milagro, unos dicen que fue San Isidro Labrador, la realidad fue que se presentó un pastor afirmando que él conocía un paso que no estaba ocupado por los almohades. Diego López de Haro mandó una avanzadilla de su total confianza, a los pocos días uno de ellos volvió confirmándoles que el pastor no les mentía, que el paso existía y estaba franco. Se dieron las instrucciones oportunas y se puso en marcha el ejército. Ese paso llevó al ejército cristiano a un pequeño valle denominado “la mesa del rey” ante el cual se levantaba una colina donde estaba situado el ejército almohade, desde que las tropas cruzaron el paso “milagroso” fueron hostigadas constantemente por avanzadillas musulmanas hasta llegar a “la mesa del rey” donde se encontraron al enemigo sobre una colina, ”el cerro de los olivares o de las viñas”, con una ventaja estratégica fantástica. Por lo tanto, yo mas bien creo, que los almohades dejaron libre el paso de montaña que les convenía y que dirigía al ejército cristiano a una posición desfavorable para la batalla, el 15 de Julio del año 1212, los dos ejércitos estaban frente a frente. Los cristianos en desventaja numérica y posicional, el campo de batalla lo había elegido el enemigo musulmán.

domingo, 22 de enero de 2012

FLAVIO BELISARIO Parte III y última.

Belisario, ciego, pidiendo limosna en la puerta de Santa Sofía.
(Jacques-Louis David)

Aprovechando el tesoro arrebatado a los vándalos en el norte de Africa, Justiniano Iº mandó a Belisario a recuperar la península itálica y Roma donde gobernaban los ostrogodos. En la primavera del año 536 con un ejército de 15.000 hombres desembarcó en Reghium, en el sur de Italia, sin encontrar prácticamente resistencia llegó a Nápoles, y como no se rendía, la sitió, con tan solo 20 días de asedio Nápoles cayó. Toda la guarnición goda que había defendido la ciudad fue pasada a cuchillo,. De esta forma Belisario advertía a todos los godos: mataría a todo aquel que opusiera resistencia a la liberación de Italia. Había ido dejando guarniciones en todas las plazas fuertes con lo cual se presentó a conquistar Roma con un ejército de solo 10.000 hombres. En Diciembre del 536, Belisario entró en Roma sin prácticamente oposición de los ostrogodos que salieron huyendo. De inmediato de puso a reforzar todas las defensas de Roma y hacer acopio de víveres. Tal y como preveía, al poco tiempo, se presentó ante la ciudad el rey Vitiges con un ejército de 20.000 ostrogodos, (el doble de la tropa de Belisario) que puso sitio a Roma. Como toda ayuda Justiniano Iº le mandó 1.600 jinetes mercenarios hunos en la primavera del 537, con estos jinetes y con sus “bucellarii” se dedicó a realizar salidas de acoso y rapiña al ejército ostrogodo, minándoles progresivamente la moral. Así estuvo Belisario aguantando el sitio de Roma durante casi año y medio. Por fin en la primavera del año 538 recibió un contingente de 5.500 infantes y 2.000 jinetes, el rey Vitiges al ver lo que se le venía encima levantó el asedio de Roma y regresó a su capital en Rávena. Belisario con su ejército de casi 20.000 soldados se dirigió a la conquista de todo el norte de Italia, una a una todas las ciudades y fortalezas ostrogodas fueron conquistadas. A comienzos del año 540 Belisario puso sitio a la capital Rávena, donde resistía el rey Vitiges con 25.000 soldados. Poco después llegó a Italia un nuevo ejército bizantino al mando del general Narsés (era un eunuco de la corte que había llegado a convertirse en Gran Chambelán de Justiniano). Belisario le ordenó a Narsés que viniera a ayudar en el sitio de Rávena y éste se negó a obedecer la orden de Belisario, se dedicó a actuar por su cuenta. Al final todos los nobles ostrogodos, viendo que no tenían salida, y deseosos de mantener sus riquezas y poderes, ofrecieron a Belisario convertirse en su rey. Lo que mas respetaban los godos, por encima de todo, era la fuerza, inteligencia y habilidad militar que poseía Belisario, era un gran guerrero y una persona honorable a la que admiraban y respetaban. La oferta era un arma de doble filo que podía acabar con Belisario, por otra parte, viendo la actitud de Narsés de no ayudar para acabar con el sitio y expulsar a los ostrogodos, algo tenía que pactar para acabar con el sitio de Rávena. Belisario aceptó la oferta de los nobles ostrogodos a cambio de que se rindiera Rávena, así se hizo, pero una vez se rindieron y entró en Rávena, hizo una proclama entregando la corona a su emperador JustinianoIº por lo que éste pasó a ser rey de Italia, añadió una cláusula para satisfacer a los ostrogodos en la que decía que Belisario no sería rey de Italia mientras Justiniano Iº viviera. Esta cláusula agradó a los nobles ostrogodos pero fue un grave error político ya que provocó la desconfianza definitiva de su emperador Justiniano Iº. Belisario regresó a Constantinopla con el rey Vitiges encadenado, un gran tesoro en lingotes de oro y plata y 7.000 soldados ostrogodos enrolados en su guardia personal. Este fue el mayor triunfo de su carrera, había reconquistado toda la península Itálica, pero se encontró con un recibimiento frío por parte de su emperador, su desconfianza hacia Belisario era profunda, probablemente el emperador se habría librado de Belisario pero los persas volvían a estar en guerra en la frontera del este y lo necesitaba. En los años 541 y 542 Belisario estuvo al mando de la defensa contra los ataques continuos del ejército persa, gracias a la caballería pesada formada con los ostrogodos pudo hacer frente en varias batallas a los “catafractos” del rey persa Cósroes Iº, hasta que se firmó un nuevo tratado de paz entre los persas y el Imperio Bizantino. Mientras tanto en Italia los ostrogodos, sin la amenaza de Belisario, se fueron rehaciendo, nombraron un nuevo rey, Totila, y los bizantinos, al mando de varios generales, fueron incapaces de parar a los ostrogodos que les fueron venciendo batalla tras batalla. La situación se puso tan difícil para los bizantinos que Justiniano Iº, pese a su desconfianza y reticencias, no le quedó otra salida que volver a mandar a Belisario a Italia, pero lo mandó a él solo con sus “bucellarii”, con su guardia personal, sin un ejército al que comandar y sin dinero. Belisario se gastó gran parte de su fortuna personal en esta campaña, que duró cuatro años, desde el 544 al 548 , en Tracia contrató 4.000 soldados que junto con sus 1.000 “bucellarii” fueron toda su tropa. Fueron cuatro años de peligros y sinsabores, sin recibir ningún refuerzo de su emperador, de una parte a otra de Italia rechazando todos los ataques de los ostrogodos. A pesar de todo, el día 1 de Enero del año 547, realizó una de las azañas militares mas grandes de la historia, aprovechando que el rey Totila con el grueso de su ejército ostrogodo estaba batallando en el sur de Italia contra el ejército bizantino de Juan el Sanguinario, Belisario en un golpe brillante reconquistó Roma, ¡¡¡con sólo 5.000 soldados!!!! Fue una acción audaz e inteligente que dejó asombrados tanto a los bizantinos como a los ostrogodos. Totila se movilizó de inmediato, con el grueso de su ejército asedió Roma durante un año, pese a los furiosos asaltos de los ostrogodos no pudieron con la maestría defensiva de Belisario. El emperador no le mandó refuerzos y no tuvo otra salida que abandonar Roma. Salió de Roma con 200 infantes y 700 jinetes de su guardia personal, en su camino hacia el sur los ostrogodos lo acosaron, sufrió una emboscada de la que salió vivo gracias a su coraje, llegó a Otranto con tan sólo 50 jinetes, allí vio que el ejercito de Juan el Sanguinario había perdido la mitad de sus tropas, volvió a reclamar ayuda a Justiniano y la contestación de éste fue una orden por la cual le relevaba del mando. Belisario regresó a Constantinopla, esta vez sin ningún triunfo. Estaba ya retirado cuando en el año 559 unas tribus eslavas habían cruzado la frontera del norte y se dirigían hacia la capital Constantinopla, Justiniano Iº volvió a pedir ayuda a Belisario, el cual organizó un ejército con rapidez haciendo frente a los eslavos logrando diezmarlos y expulsarlos mas alla de la frontera. Justiniano Iº volvió a olvidarse de premiar los esfuerzos de Belisario quien volvió a retirarse en busca de acabar sus días dignamente. No fue así, en el año 563 fue acusado de corrupción por Procopio de Cesarea, su anterior secretario, fue declarado culpable, se le confiscaron sus bienes y fue encarcelado. Una parte de los historiadores dicen que a las pocas semanas el emperador Justiniano Iº tuvo un gesto de favor hacia su antiguo general y lo sacó de la cárcel devolviéndole sus bienes. Otros historiadores cuentan que, en la cárcel lo torturaron, poniéndole una gota de oro incandescente en cada ojo, dejándolo ciego, luego Justiniano lo dejó libre sin devolverle sus bienes, de forma tal que se vio obligado a pedir limosna junto a otros mendigos a la puerta de Santa Sofía, el pueblo lo reconoció y día a día el clamor popular se hizo tan fuerte que Justiniano Iº se vio en la obligación de devolverle su “domus” (su casa) junto con cuatro criados y una pequeña renta de subsistencia. Al menos le quedó algo que Justiniano Iº no ha podido quitarle, y es la gloria histórica de ser el mejor general de toda la Edad Media, en mil años no hubo otro mejor que él. Hoy en día Belisario sigue siendo un héroe que lo dio todo por su emperador y nunca recibió nada a cambio, igual que le ha ocurrido a muchos otros.

sábado, 21 de enero de 2012

FLAVIO BELISARIO Parte II


Hipódromo Constantinopla

A comienzos del año 532 estaba Belisario descansando en Constantinopla cuando estalló la “Revuelta de Niké”. Los seguidores de las carreras de cuadrigas del hipódromo se dividían en dos facciones, verde y azul, con el tiempo habían adquirido un gran protagonismo, formaban parte de la policía,de los políticos etc, ocupaban todos los estamentos de la sociedad en Constantinopla. La revuelta empezó con tintes sociales, pretendían una reducción de los altos impuestos que pagaban las clases mas bajas (que eran mas numerosas), al parecer, el detonante fue unas detenciones de miembros de ambas facciones, que les parecieron muy injustas, ante lo cual los verdes y los azules pactaron una tregua y juntos se lanzaron a una revuelta a gran escala, se les unieron varios senadores, políticos, militares y miembros de la policía y de la milicia urbana, la cosa fue subiendo de tono hasta que se intentó asaltar el palacio del emperador y destronarlo. Justiniano Iº pidió ayuda a Belisario el cual con la ayuda del gobernador militar de Iliria, Mundus, con tropas armadas con corazas, fueron empujando y juntando a los manifestantes, calle por calle, hasta el hipódromo, habían unos 30.000 manifestantes en el mismo cuando entraron las tropas de Belisario por una puerta y las de Mundus por la puerta opuesta, matándolos a todos, fue un baño de sangre. Los valores morales y la vida humana, en esa época, no tenían el mismo sentido que ahora. No fue nada agradable para Belisario, pero su lealtad y obediencia a su emperador, como capitán general que era, estaban por encima de sus sentimientos.

Justiniano I

Los vándalos, una tribu germánica, hacía mas de cien años que habían invadido España y habían conquistado todo el norte de Africa. La capital del reino vándalo era Cartago, en Túnez, la antigua capital de los cartagineses. En el verano del año 533, Belisario al frente de una fuerza de tan sólo 15.000 hombres en total, desembarcó en la costa de Túnez, dispuesto a echar a los vándalos del norte de Africa. El 13 de septiembre de 533, a diez millas de Cartago, se enfrentó al ejército vándalo de 20.000 soldados al mando de su rey Gelimer, general que era muy competente y disponía de una caballería pesada muy superior a la de los romanos, además habían tomado posición y formado una gran línea defensiva. Belisario volvió a mostrarse como un gran estratega militar, sabía que enfrentarse frontalmente al ejército de los vándalos hubiera sido su perdición, dividió en dos su caballería ligera formada por mercenarios hunos (arqueros a caballo) y atacando por los flancos a los vándalos les causó grandes daños y desorganización, a cambio tuvo que sacrificar varias unidades de infantería romana atacando por el centro. En ésta primera batalla llamada “Ad Decimum” murieron el hermano y un sobrino del rey Gelimer, Belisario logró una gran victoria, al día siguiente entró en Cartago, lo que quedaba del ejército vándalo huyó con su rey. Gelimer no estaba dispuesto a perder su reino tan fácilmente, se estableció a 150 Km al oeste de Cartago, mandó emisarios pidiendo y recibiendo tropas de refuerzo. Reunió un ejército de 50.000 soldados, superaba en más de tres veces al ejército de Belisario. Con éste numeroso ejército avanzó hacia Cartago dispuesto a recuperarla y echar a los romanos de Africa. Gelimer acampó su ejército a 27 kilómetros de Cartago, en Tricamerón, decidiendo esperar allí a los romanos, Belisario estudió la situación y no tardó en complacer a los vándalos, el 15 de Diciembre del 533 entabló batalla con los vándalos, como he dicho en una proporción superior de 3 vándalos por cada romano. Otra vez se enfrentaba en la posición elegida por los vándalos, con un ejército muy inferior en número, y otra vez el genio militar de Belisario se impuso, y otra vez la movilidad de sus arqueros hunos a caballo al mando de su comandante Juan el Armenio fue determinante, diezmaron a la caballería vándala, con lo que pudo avanzar la infantería romana para rematar la gran victoria. Gelimer cuando vio a sus mejores tropas, la caballería, destrozadas y al ver el avance de la infantería romana, le entro un ataque de pánico y huyó del campo de batalla, solo con su guardia personal, dejando a su ejército sumido en el desconcierto, los vándalos huyeron en todas direcciones sin entablar batalla con la infantería romana. Tras esta gran victoria el ejército vándalo se desintegró, Gelimer huyó a Hispania, Belisario consiguió un inmenso tesoro acumulado por los vándalos y recuperó para el Imperio Romano todo el norte de Africa mas las islas de Córcega, Cerdeña y Las Baleares. Teniendo en cuenta las escasas tropas con las que había dispuesto Belisario, su victoria total sobre los vándalos fue una auténtica proeza. Cuando en el 534 Belisario regresó a Constantinopla fue recibido como un héroe, el senado lo propuso y Justiniano Iº le otorgó un “Triunfo”, era el gran premio que se les concedía a los grandes generales romanos después de haber conseguido grandes victorias que beneficiaran al Imperio, éste fue el último “Triunfo” que se otorgó en el Imperio Romano, nadie mas en los siglos siguientes lo consiguió. Además lo nombró “Cónsul único”del Imperio. Durante el desfile triunfal, quizá queriendo hacerse perdonar por el pueblo de Constantinopla de su atroz intervención para terminar con la “Revuelta de Niké”, Belisario hizo uso de parte de sus riquezas lanzando monedas de plata y oro a la multitud que le aclamaba. Aquí empezó una envidia encubierta del emperador hacia su general, incomprensible pero cierta, el pueblo apreciaba mas a Belisario que a Justiniano.


Constantinopla en el s. V