domingo, 10 de junio de 2012

LA BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA – PARTE 1-PRELIMINARES:


Cuando escribo estas líneas faltan cuarenta días para que llegue el 16 de Julio del 2012, fecha que debería ser memorable para todos los nacidos en la Península Ibérica, y digo “todos”, incluidos los portugueses, andaluces, valencianos, asturianos, etc etc, los gallegos, vascos y los catalanes también, ya que ese día se cumple el 800 aniversario de la Batalla de las Navas de Tolosa. El 16 de Julio del año 1212, en un lugar denominado “la mesa del rey”, y donde hoy día se encuentra el pueblo de Santa Elena, en Jaén, se enfrentaron en batalla campal los ejércitos musulmán y cristiano, la victoria fue total por parte del ejército cristiano y supuso una hecatombe para el Imperio Almohade, con esta derrota se inició el declive del dominio musulmán en España. Nuestras hijas, hoy día, no llevan velo para salir a la calle gracias a esa batalla, nuestra cultura y hasta nosotros mismos no estaríamos ahora aquí, estarían otros. Fue una batalla crucial y determinante para España y el sur de Europa.
       En 1195 las tropas castellanas del rey Alfonso VIII, en la batalla de Alarcos, sufrieron una gravísima derrota contra el Imperio Almohade, el mismo rey estuvo a punto de morir en la batalla, esta derrota hizo que los almohades volvieran a extender su dominio hasta los Montes de Toledo y el Valle del Tajo, amenazando a la propia Toledo.
       Los almohades estaban crecidos y en 1211 el califa Muhammad Al-Nasir, al que los cristianos llamábamos “El Miramamolín”, estaba preparando un gran ejército para reconquistar los reinos cristianos y recuperar el dominio de la Península Ibérica, los reinos cristianos estaban envueltos en guerras civiles entre ellos. Enterado Alfonso VIII, rey de Castilla, de lo que estaban preparando los almohades, mandó misivas al Papa Inocencio III convenciéndole para que proclamara Santa Cruzada para detener el impulso almohade en la Península Ibérica, el Papa accedió e instó a todos los reyes cristianos a que dejaran sus rencillas bajo pena de excomunión si no lo hacían, mandó misivas a todos los arzobispos de Europa para que se predicara la Santa Cruzada y se animase a los creyentes para que se alistasen. El Arzobispo de Toledo, D. Rodrigo Jiménez de Rada, fue a Francia a predicar la Cruzada. Se alistaron miles de caballeros de Italia, Francia y Alemania, al frente de ellos acudieron los obispos de Narbona, Nantes y Burdeos, en total sumaban 25.000 los cruzados europeos.
       Alfonso VIII convocó a todos en Toledo. La alianza de los reinos españoles que acudieron a la cruzada sumaban unos 70.000 soldados. Las tropas castellanas, al frente de las cuales iba el rey Alfonso VIII, alma y coordinador de la batalla, las mandaba, como abanderado de Castilla el vasco D. Diego López II de Haro, quinto señor de Vizcaya, al mando de una tropa de 50.000 hombres formada por 20 milicias de Concejos Castellanos (Medina del Campo, Madrid, Soria, Palencia, Almazán, Medinaceli, Béjar, etc),  los caballeros de las Ordenes Militares de Santiago, Calatrava, San Lázaro, San Juan de Malta así como de los Caballeros Templarios. El resto de reinos peninsulares aportaron unos 20.000 caballeros y soldados, el Rey de Portugal  Alfonso II no acudió a la batalla en persona pero mandó tropas portuguesas, el Rey de León Alfonso IX tampoco fue, andaba en pleitos con Castilla,  pero mandó tropas y caballeros leoneses, gallegos y asturianos (el Vizconde Bernaldo de Quirós, el Señor de Salas Fernando Lamuño, Don Francisco de la Buelga de la Orden de Santiago entre otros). Sí acudió el Rey de Navarra Sancho VII “El Fuerte” al frente de la élite de su caballería, unos 200 caballeros que eran temibles (pregúntenle a los castellanos de la época) y unos dos mil infantes. También acudió a la batalla, en persona, el Rey de Aragón Pedro II al frente de sus mejores caballeros aragoneses, catalanes y provenzales, mas de 3.000 caballeros, además de otros 3.000 de  infantería. Se juntaron los cinco reinos para triunfar o morir ante el Imperio Almohade, era la batalla decisiva, el resultado de la misma inclinaría definitivamente la balanza de un bando o del otro, fue el inicio de la España actual, los cinco reyes de la Península Ibérica luchando por una causa común, codo con codo tres de los cinco reyes.
       En Mayo de 1212 se encontraron todas las tropas cristianas en Toledo, lugar y fecha elegidos por Alfonso VIII para el inicio de la Santa Cruzada, una tropa de 95.000 hombres de armas en total. Para evitar problemas Alfonso VIII había ordenado que los cruzados extranjeros se acuartelaran fuera del casco de Toledo, pero no fue posible, los cruzados tramontanos, acostumbrados a las cruzadas de oriente, asaltaron la judería toledana provocando una masacre de judíos y robando sus pertenencias. Alfonso VIII, forzado por la necesidad que tenía de esas tropas, hizo la vista gorda por el bien de la Cruzada.
      El 19 de Junio salen las tropas cristianas de Toledo, al frente de los cruzados extranjeros sale Don Diego López II de Haro, formando la vanguardia y fuerza de choque, detrás, el resto del ejército, sale un día después.
     El 23 de Junio llega la vanguardia del ejército ante la fortaleza de Malagón, los musulmanes se ofrecen a rendirse a cambio de que se les deje vivir, los cruzados extranjeros se negaron a cualquier tipo de acuerdo, desoyendo el consejo de D. Diego López de Haro, asaltaron Malagón y pasaron a cuchillo y degollaron a todos sus habitantes. Cuando llegó el rey Alfonso VIII  y contempló horrorizado los desmanes cometidos por los tramontanos, les recriminó con dureza, ese no era el comportamiento que quería el rey para con los habitantes musulmanes, ahí empezaron los roces entre cristianos españoles y extranjeros.
      El 27 de Junio llegaron a Calatrava la Vieja, fortaleza que habían perdido los Caballeros Templarios en 1211. Alfonso VIII se había unido a la vanguardia de las tropas y había llegado a tiempo para negociar con los musulmanes su rendición, perdonándoles la vida y haciendas a cambio de no combatir y someterse. Los cruzados tramontanos, al no permitirles saqueo alguno, decidieron abandonar la cruzada, unos 20.000 se fueron, nos dejaron solos a los hispanos ante el poder Almohade. La deserción de los cruzados extranjeros fue importante para la moral del ejército cristiano,  a Alfonso VIII  se le aparecía el fantasma de la batalla de Alarcos, donde estuvo a punto de morir. La llegada del rey aragonés Pedro II, que venía en la retaguardia, levantó el ánimo a Alfonso VIII, al final decidieron proseguir y combatir contra los Almohades. Ahora el ejército cristiano era sólo de hispanos y sumaba tan sólo 70.000 soldados, y sabían que el ejército almohade que les esperaba era de mas de 120.000 soldados, hacía falta coraje y los tres reyes hispanos, reunidos en consejo de guerra, lo tenían sobrado. Ahora había que cruzar Sierra Morena, se mandaron exploradores y volvieron confirmando que en todos los pasos de montaña habían fuerzas almohades con emboscadas preparadas, pasaban los días y no se encontraba un paso seguro. Entonces ocurrió lo que algunos dicen que fue un milagro, unos dicen que fue San Isidro Labrador, la realidad fue que se presentó un pastor afirmando que él conocía un paso que no estaba ocupado por los almohades. Diego López de Haro mandó una avanzadilla de su total confianza, a los pocos días uno de ellos volvió confirmándoles que el pastor no les mentía, que el paso existía y estaba franco. Se dieron las instrucciones oportunas y se puso en marcha el ejército. Ese paso llevó al ejército cristiano a un pequeño valle denominado “la mesa del rey” ante el cual se levantaba una colina donde estaba situado el ejército almohade, desde que las tropas cruzaron el paso “milagroso” fueron hostigadas constantemente por avanzadillas musulmanas hasta llegar a “la mesa del rey” donde se encontraron al enemigo sobre una colina, ”el cerro de los olivares o de las viñas”, con una ventaja estratégica fantástica. Por lo tanto, yo mas bien creo, que los almohades dejaron libre el paso de montaña que les convenía y que dirigía al ejército cristiano a una posición desfavorable para la batalla, el 15 de Julio del año 1212, los dos ejércitos estaban frente a frente. Los cristianos en desventaja numérica y posicional, el campo de batalla lo había elegido el enemigo musulmán.

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